martes, 25 de diciembre de 2018

Encerrado en mi altillo...

Despertarse, en un nuevo día, cuando el año ya llega a su fin.
Miro hacia atrás, compruebo como he dejado a mi querido/odiado altillo y estoy satisfecho. He conseguido sobrevivir un año más en ésta ciudad de caos y malvivir.
Sé que el tiempo llega a su fin, la ciudad no tardará en ser consumida por ellos. Ahora ya no me buscan a mí. Han encontrado una presa más atractiva, más sabrosa, más numerosa. Me tomaban por loco, por demente. Me querían sacar de aquí y meterme en un hospital... Pero no les dejé. Ahora el problema lo tienen ellos, ahora van a por ellos y al final los consumirán. Conmigo lo intentaron de la misma forma, intentaron entrar en mi vida como amigos, como salvadores, pero yo ya sabía sus verdaderas y oscuras intenciones. Querían controlar mi vida. Querían que viviese como ellos decían y querían que dejara todo para empezar de nuevo. En su nuevo mundo. En su nueva era de razas limpias y puras. En ese mundo donde no hay lugar para la pena, la lastima ni la compasión. Ese mundo... donde el odio y la intransigencia gobierna y dirige los actos de la sociedad. Pero no, yo no fui con ellos, no me dejé atraer con sus falsas sonrisas y sus vidas fáciles.
Hoy, después de un año de recuperación, me puedo sentar y esperar. Compruebo mis cerrojos una vez más (¿cuantas llevo?). Cojo mi silla y la apoyo en pared. Me siento y contemplo mi obra. Todo está de nuevo en su sitio, ya vuelvo a tener en orden a mi querido/odiado altillo. Así que me siento mirando a la puerta y comprobando que nadie entre. Aquí, mientras se posa el polvo, capa a capa.

lunes, 10 de diciembre de 2018

La revolución de las cloacas 9!!!!

... ya está a punto de llegar. Cuando está a mi altura, no sé por qué, saltó encima de él, a su espalda, y caemos los dos en el suelo. En la caída el tipo da media vuelta hacia un lado con lo que cae encima mío. Yo caigo encima de una vía que me golpea en el hombro, por detrás. En la oscuridad, el tipo se revuelve encima mío y se levanta. Ahora me disparará o me pateara, pero no, tal como se incorpora sale corriendo hacia dónde se dirigía antes . entonces noto un olor diferente en el aire.



- ¡Espera! - le grito - ¡No me dejes aquí!



Se detiene y se gira. Sí, es el, el olor intenso a chicle de menta no deja lugar a dudas. Es "el masticador" "mi niñera".
Me pongo de pie y escucho, detrás nuestro ya no se oyen ruidos, así que enciendo la linterna y voy hacia él. Está medio encorvado con las manos en las rodillas, recuperando el aliento, cuando llego a su altura se incorpora y me abraza.



- ¡Pensé que habíais muerto todos! - me dice de forma entrecortada, ya que, sus pulmones todavía no han recuperado todo el aire.



Yo le contesto con un gruñido de dolor el hombro me duele horrores y el abrazo no me sienta bien.



- ¿Te hiciste daño? ¿Puedes mover el brazo?
- Si, me duele cuando lo hago, pero lo puedo mover.
- Yo he salido corriendo, no sé cómo ni hacia dónde. La verdad, es que en este laberinto de túneles no sé dónde estamos.
- Yo estoy igual. Pero igualmente hace tiempo que voy perdido aquí abajo... mi plan de supervivencia se basa, sobre todo, en dejar los tiros atrás e ir en otra dirección punto es como mejor me ha ido. No soy militar y no voy ahora a convertirme en Steven Seagal. Lo único que intento es sobrevivir. Hasta que termine esta locura.
- Ja, ja, ja, la verdad es que tu plan me parece coherente, si te parece me uniré a ti para huir hacia el futuro.
- Lo prefiero, he pasado mucho tiempo solo y no es agradable.



Nos ponemos los dos en marcha. Seguimos en la dirección que creemos más segura, cuando se detiene y se da un golpe con la mano en la frente.



- ¡Qué tonto soy! - dice mientras pone la mano dentro su chaqueta- Tengo esto para ti - saca una cartera, la abre y de dentro coge un blíster de pastillas y me lo da - es ibuprofeno te irá bien para el dolor quédate el resto.



Seguimos andando, en silencio, cada vez parece que estamos más serios, centrados solo en andar hacia delante, en cruzar otra estación de forma segura. En nuestro viaje atravesamos tres estaciones sin problemas. En las tres quedaba gente refugiada pero nos ignoraron cuando pasábamos. Ahora llegamos a la cuarta, la cual está medio derrumbada, la iluminación no funciona y no se ve forma de acceder a los pasillos de la estación.



- Mejor paramos aquí y dormimos o intentamos descansar, no creo que encontremos un lugar tranquilo para pararnos como este- le digo.



Nos subimos a los escombros que llenan la estación y detrás de un montículo improvisamos una pequeña zona que nos proteja y nos esconda mientras descansamos. Cuando nos tumbamos poco tenemos que hacer, no tenemos agua ni comida, así que como podemos nos echamos sobre las piedras para intentar dormir un poco. Caigo rápido en un profundo y extraño sueño, lleno de sombras y ojos acechando en la oscuridad.



Juan, mi compañero, me despierta me pone la mano en la boca y con la otra se lleva el dedo a sus labios indicándome que no haga ruido, después señala al otro al lado de las piedras, en dirección a las vías. Despacio, me doy la vuelta y me incorporo un poco para ver por encima del montículo. Un ruido se acerca por el túnel y cuando saco la cabeza, veo que de la dirección hacia la que nos dirigimos un grupo de soldados entra en la estación. Es el grupo más numeroso que he visto hasta ahora, en principio pasan de largo, pero un grupo pequeño, seis de ellos, se detienen y empiezan a inspeccionar la estación. Juan y yo nos dejamos caer en nuestro refugio.



- ¿Qué hacemos? - me susurra.



- Esperar y rezar para que no suban hasta aquí



Sin asomar las cabezas vamos escuchando cómo van trepando por los escombros y cada vez se encuentran más cerca. Dentro de poco nos descubrirán. Un ruido de golpes cortos y secos se oye desde abajo ¿disparos? alguien grita:



-¡ Rápido bajad!



Juan y yo nos miramos sin entender nada, entonces escuchamos el ruido de botas bajando de la montaña de runa. Juan, asoma un poco la cabeza y me hace señas para que mire. Cuando levanto la cabeza, me da el tiempo justo de ver salir a los soldados corriendo y metiéndose en el interior del túnel. Parece que los disparos vienen de allí. Juan está apunto de incorporarse para salir pero lo de tengo. Le señaló en dirección a la vía, en mitad de la estación, queda un soldado. Por encima de las piedras se le ve el casco. Los disparos se van alejando. El soldado mira a un lado y a otro de la vía y se sube encima. Apoya su arma en unas piedras y se sienta mirando hacia el túnel por el que se han ido sus compañeros. Se quita el casco, se lo pone encima de las piernas y se enciende un cigarro. Juan y yo decidimos esperar a ver qué hace, agachados, en nuestro pequeño fuerte.



Pasa el rato y nadie aparece. El soldado apaga el cigarro y se pone cómodo con un pequeño montículo de piedras que tiene en la espalda. Al poco empieza a dar cabezadas y se queda dormido. Le hago una señal a Juan para que me siga y empiezo a escalar nuestro refugio despacio, intentando no hacer demasiado ruido. Conforme voy bajando un pensamiento empieza a preocuparme ¿está dormido de verdad? ¿nos ha visto antes y hace esto para que salgamos de nuestro escondite y así tenernos a tiro? Cada vez estoy más nervioso, las palmas de la mano me sudan horrores, cada pequeño ruido que hacemos lo noto intensificado y me parece que lo vamos a despertar a cada momento. Llego con éxito hasta el borde del anden y me descuelgo sin hacer mucho ruido, despacio, muy despacio, hasta las vías de la estación. El estrés hace que mi corazón palpite como si hubiese corrido una maratón. Levanto la vista, y entonces el corazón se me para de golpe. Juan ha cogido otra ruta para bajar y ahora está a la altura del soldado. ¿¿Qué hace?? se acerca a él, y se agacha sobre el soldado, ¡¡lo van a descubrir!! ¡¡nos van a descubrir!!. No sé donde meterme. Entonces se incorpora, se aleja un poco y empieza a bajar a las vías. Viene hacia mi con una sonrisa de oreja a oreja. Le susurro:



- ¿Qué has hecho? - Me enseña, con gesto triunfal, una mochila militar que lleva a ala espalda. Sacudo la cabeza enfadado y empiezo a andar hacia el túnel para poder huir de esa maldita estación.



Cuando llevamos un rato andando, me dice:



- ¿Qué te pasa?¿Por qué te has enfadado?



- ¿Para qué le has cogido su mochila?¿y si se hubiese despertado?¿Qué crees que hará cuando se de cuenta de que le han robado la mochila?



- Estamos muertos de hambre y de sed, seguro que en la mochila lleva provisiones, tenemos que asumir algún riesgo si queremos seguir con vida, y total ¿A quién le va a decir que se ha dormido haciendo una guardia y mientras tanto le han robado?



Su razonamiento no deja detener lógica.... y tenemos hambre y sed. Acordamos, igualmente, darnos un espacio de seguridad y seguir alejándonos más de la estación. En cuanto encontremos un sitio en el que nos podamos ocultar revisaremos el botín. Nada nos dice que más adelante no nos encontremos con más soldados viniendo hacia nosotros. Seguimos andando y una luz mortecina, extraña, ilumina una parte del túnel, a lo lejos. Nos vamos acercando y resulta ser un agujero en el techo que da al exterior. Conforme nos vamos acercando un aire nuevo, limpio, renovado, va llenando el túnel. Llegamos a la altura del agujero y miramos hacia arriba. Hay un buen trecho hasta la calle. Como tontos, nos quedamos mirando hacia arriba, viendo el cielo. Para que está anocheciendo. Miro a Juan:



- ¿Probamos?



El asiente con la cabeza y empieza a subir. A medida que vamos subiendo se va haciendo más costoso y entonces nos encontramos con cuatro cuerdas que alguien abandonó allí. Las cuerdas suben hasta el borde del agujero. Cogemos dos, tiramos de ellas, y parece que están aseguradas arriba, así que nos ayudamos de ellas para ir subiendo hasta el exterior. Cuando llegamos arriba, nadie nos espera... No hay nadie vigilando el otro extremo de la cuerda... No hay nadie apuntando con un arma a quien salga del agujero...



Salimos del agujero y nos quedamos tumbados en el suelo. Estamos agotados de la subida. Cuando recobramos el aliento, nos sentamos y miramos a nuestro alrededor. El espectáculo es dantesco. Muchos edificios derruidos, columnas de humo suben de algunos montones de piedras.



- Yo no soy de Barcelona, ¿Sabes donde estamos? - Me dice Juan.



- Ahora mismo no sabría decirte ni si esto es Barcelona.



Nos levantamos y andamos un poco, tengo una intuición pero no estoy seguro de que este sea el sitio que creo. Giramos hacia la izquierda y nos encontramos con un túnel de coches inmenso delante nuestro.



- ¿Quieres entrar?



- La verdad es que estoy harto de estar bajo tierra, preferiría echar primero un vistazo para ver como están las cosas por aquí arriba.



Subimos por el exterior del túnel, una calle empinada nos dirige hacia la parte alta de la montaña. Esta oscureciendo y las luces de la ciudad funcionan a duras penas. Solo algunas de las farolas iluminan y todo lo que vemos es igual, edificios derruidos, coches destrozados, restos de incendios. No vemos luz que salga de ninguno de los pocos edificios que se mantienen en pie. Cuando llegamos a la parte alta de la montaña cogemos una calle que desciende un poco hasta llegar a un mirador que nos debería dar una panorámica de la ciudad. En lugar de eso nos muestra una ciudad destruida, devastada por las bombas y los incendios. El sol despide este día con sus últimos rayos mostrándonos una visión apocalíptica de la ciudad. La oscuridad cubre Barcelona. En alguna calle se ve un pequeño hilo de luces que sobreviven a este caos. Juan y yo nos sentamos en el suelo amparados por la oscuridad y abrimos la mochila. Hemos tenido suerte, lleva latas de comida y una cantimplora. Comemos y bebemos, ya no recuerdo la última vez que me llené comiendo.

- Juan... ¿y ahora...
- ..Qué?


Para aquellos que quieran recordar episodios anteriores .....


O



Navega por las etiquetas del menú de la derecha


jueves, 1 de noviembre de 2018

Halloween

Y de repente me desperté, no se si fué una sensación o un ruido creo que lo segundo porque nada mas abrir los ojos no dejaba de mirar hacia la puerta de la habitación, que yo sabía que estaba abierta. Dormía en una habitación con dos literas yo dormía en la parte de abajo de la que estaba junto a la puerta y allí en el marco en plena oscuridad absoluta podía verlo, podía sentirlo.Era una criatura extraña, más oscura que la noche, pequeña, como de un metro de altura, tenía piernas de cabra y una cola fina acabada en flecha, su cabeza desproporcionadamente grande tenia orejas puntiagudas y unos ojos rojos que brillaban en la oscuridad...... estaba aterrorizada, paralizada, tenia siete años y no podía entender que era lo que estaban viendo mis ojos, mientras, le veía caminar delante de mi cama y dirigirse a los pies de esta, se quedó allí mirando a la cara de mi hermana mayor que dormía en la litera contigua, ella se despertó supongo notando una presencia que la observaba y al ver, mejor sentir lo que tenía delante entró en pánico y se desmalló, así que la criatura tranquilamente se giró se puso a los pies de mi litera y esperó. Ahora ya no la veia pero seguía notando su fuerte presencia, tenía mucho, mucho miedo así que pensé que si bajaba de la cama y encendía la luz mis hermanas se despertarían y me salvarían de esa criatura que me esperaba para hacerme algo terrible.
Así que ahora completamente despierta me dispuse a bajar de la cama. Al intenar bajar los pies di contra una pared fría me extrañó mucho ya que dormía con mi hermana pequeña y como ella tenía miedo siempre se colocaba al lado de la pared para sentirse mas protegida así que no entendía como podía haberme dado la vuelta durmiendo dos personas juntas, bueno... intenté con mucho cuidado de no despertarla bajar por su lado pero al estirar la mano di contra otra pared, esta era suave, la toqué la palpé fui con mi palma tocando hasta la mitad y si era contra la que reposaba mi litera, no entendía que pasaba me situe en mitad de la cama con los dos brazos extendidos y si allí habían dos paredes una la de papel pintado que habíamos tenido tantos años la otra ladrillo y cemento no podía entender que pasaba estaba aterrorizada mientras sentía como la criatura se reía de mi y de su astuto tunel que habia preparado para que yo saliese por ahí.
Notando mi nerviosismo mi hermana se despertó, asi que le pedí que pusiese su espalda contra la mía, quería asegurarme a toda costa de que era verdad, así que ella lo hizo con preocupación pero sin entender muy bien que era lo que pasaba, ella tocaría la pared de papel y yo en la dirección que se suponia era el espacio abierto, ahora con la seguridad de saber que el otro lado estaba cubierto, estiré mis brazos esperando no tocar nada y salir ya de ese infierno en el que se estaba convirtiendo la noche pero no fue así, lo que toqué... lo que noté fue ese ladrillo frío y húmedo podía notar con mis dedos el cemento que ya había tocado y palpado antes, dibujando perfectamente su silueta terrible, seguia sin concebir lo que sucedia y mi hermana lo noto al instante.
-¿Qué pasa Sara?
- Me quiero bajar de la cama y no puedo... hay una pared.
-¿Cómo que una pared?
- Solo hay hueco a los pies de la cama y no pienso salir por ahí .
Ante mi contestación mi hermana se puso a llorar muy histerica daba gritos de miedo sin saber que era lo que nos esperaba al final de la cama, por suerte, del gran escandalo despertó a mi otra hermana, la que dormía en la litera de arriba, se despertó y rápidamente encendió la luz y bajó para ver que era lo que nos sucedía y mientras la consolaba para que dejase de llorar yo no paraba de buscar a la criatura que me había estado aterrorizando toda la noche, por supuesto con la luz desapareció.
Aquella noche ya no volví a dormir y durante mucho tiempo vigilé la puerta hasta que caía rendida de sueño, que decir que desde entonces duermo con una luz encendida y la puerta cerrada para que la criatura no vuelva a venir y dejo que la gente diga que soy una excéntrica por hacer esas cosas, y así, pasó el tiempo y los años y al final lo contaba como si hubiese sido un sueño y quedó en el olvido durante muchos años... hasta que un día una de mis hermanas durante una cena en su casa me explicó como una noche vió a un demonio en nuestro cuarto y se desmayó de la impresión.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Historias de Night City

Bueno, como hace días que no publicamos nada, os dejo esta perla que me han dejado para que publique. Como siempre espero que lo disfrutéis.

Esta historia es una primera entrega de Scar basada en el futurista mundo de Cyberpunk.

Os dejo el enlace para que lo veáis en el formato que más os guste.

Cyberpunk está cada día más cerca, a la vuelta de la esquina, are you ready ?

Historias de Night City

martes, 11 de septiembre de 2018

La revolución de las cloacas 8!!!

Con el ruido de las armas nos detenemos. Y contenemos el aliento. Durante unos segundos interminables, varias ideas me recorren la mente. ¿la resistencia? ¿Militares? ¿Gente asustada con armas? No sé que me parece peor. Intento escudriñar en la oscuridad en busca de la gente que nos ha dado el alto, pero no veo nada. Nos grita:

-¿Quienes sois? ¿De dónde venís? 
 
Marta contesta por mí.

-No somos nadie, tan solo nos protegemos bajo tierra de los bombardeos. No queremos problemas. Si os parece, seguiremos nuestro camino, si no queréis que sigamos por aquí daremos la vuelta y seguimos por por otro lado. 
 
Otro silencio...

-¡Seguir adelante! os queremos ver más de cerca.
 
Seguimos andando y nos encontramos un chico al lado de la pared con un frontal iluminando. A su lado hay una escalera metálica pegada a la pared. Nos indica que subamos. Esta vez yo voy primero seguido de las chicas y en medio de ellas la niña. Subimos una planta y tras nosotros sube el chico. Cierra una trampilla detrás nuestro. Alguien enciende una pequeña luz que ilumina tenuemente la habitación. No es una sala muy grande, las paredes negras del hollín del metro. Al fondo se intuye una puerta que da a otra sala. A nuestra derecha hay una ventana tapada que debe dar a las vías. A la izquierda hay un pared que debería ser el techo del túnel. Todo esto lo intento adivinar contando los movimientos que hemos hecho, ya que no se a ciencia cierta donde van a parar estas salidas. En esta sala no hay mobiliario solo una mesa con una luz de gas y dos hombres y una mujer armados, que nos apuntan. No llevan uniformes y van igual de sucios que nosotros. Uno de los hombres dice.

- ¿Qué hacéis aquí abajo?
- Intentamos sobrevivir, como vosotros - le digo.
- ¿porque no habéis salido fuera? Porque no habéis huido a las montañas
- Yo vengo empujado por los bombardeos, y los ataques de los militares. No he tenido muchas opciones para elegir.

Otro silencio, se miran entre ellos y la mujer nos dice.

- Está bien. Aquí tenéis un punto de inflexión. Podéis decidir qué hacer. O os quedáis con nosotros e intentar sobrevivir contraatacando, o seguís adelante vuestro camino.

Anna dice que no tendría problemas para quedarse si no fuera por la Mariona, no quieren dejarla ya que a la niña no le queda más familia.

- Como quieras, pero necesitamos gente aquí que colabore en la lucha. Nos irían bien más manos para trabajar.

Las chicas hablan entre ellas y después acceden.

- Está bien, yo también me quedo- les digo yo.

Yo no soy un soldado, ni quiero luchar. Estoy en esta situación porque me han obligado. La verdad es que estoy harto de ir corriendo de un lado para otro con la cabeza gacha. De momento me quedaré en este grupo, pero mi prioridad es sobrevivir. Evidentemente, mis razones reales no se las he dicho, no creo que me aceptaran de buen agrado si fuera sincero del todo.

Nos dicen que les sigamos. Abren la puerta que hay detrás y unas escaleras nos bajan hasta una sala. Hemos bajado bastante, yo diría que casi dos pisos. Ahora ya estoy completamente desorientado, no tengo ni idea de donde estamos.

La sala es bastante amplia, hay bastante gente aquí abajo. Vamos caminando entre ellos y las caras, tristes, preocupadas, nos devuelven las miradas. Parece que está gente esté viviendo aquí abajo. Hay grupos esparcidos por toda la sala. En el suelo tienen agrupadas sus pocas pertenencias junto a ellos, o debería decir junto a ellas, la mayor parte de lo que veo son mujeres y niños. El aire aquí está muy viciado, por la falta de ventilación. Al fondo hay un grupo de personas hablando, de pie, alrededor de una mesa llena de papeles. Cuando nos acercamos vemos que esos papeles son algún tipo de mapa aunque no tengo ni idea de cómo interpretarlos. Al llegar hasta ellos, los que nos han acompañado hasta aquí, hablan con ellos y nos presentan.

- Está bien -me dicen- ahora mismo estamos preparando una escuadra en la que podrás encajar. Vamos a ir hasta el Prat a buscar comida, allí tenemos un grupo que se está encargando de aprovisionarse para abastecernos.

Acepto ir con ellos y me presenta a Dani, el jefe de la escuadra, que nos llevará hasta el Prat. Se ofrece a llenarme la botella y a darme una linterna. Acepto el agua y le doy las gracias por la linterna, pero todavía conservo la mía.

Me despido de las chicas. Espero volver y encontrarlas. Pero la verdad, ahora mismo, no tengo claro que pueda suceder ninguna de las dos cosas. Nos abrazamos y Anna me da una de sus pulseras.

- Eres un buen tipo, te la dejo. ¡Más te vale que me la devuelvas!

Nos abrazamos y nos despedimos.

Me voy a la puerta de entrada donde el grupo de buscadores de comida se va reuniendo y preparando para salir. Al rato, dice Dani:

- Bien ya estamos todos. Para los que no lo sepáis, la idea es ir siguiendo la red de metro bajo tierra hasta donde podamos. Después saldremos e intentaremos conseguir un vehículo en la superficie. Ir bajo tierra será peligroso, pero lo peor nos esperara cuando salgamos. No tenemos muy claro cuántas tropas hay en la ciudad, ni que espacios controlan. Pero seguro que las zonas de l'Hospitalet, Cornellá, etc... estarán menos protegidas que el centro de la ciudad. Así que habrá que ir con mucho cuidado. ¡Vamos!

Subimos las escaleras que nos llevaron hasta aquí y pasamos por la sala de la luz de gas. Allí nos saludan los tres vigilantes y el chico, que nos abre la trampilla para que podamos bajar. Uno a uno vamos bajando hasta las vías. Y cuando estamos todos empezamos a andar. Somos un grupo de 12 personas y solo tres llevan armas a la vista. Dos delante y uno detrás. A mí me dejan en medio.

- En tu primer día no te vamos a dejar que te expongas mucho, jeje- me dice un tipo que mastica chicle compulsivamente

Cuando llevamos un rato andando llegamos a una estación. Lentamente nos acercamos y uno de los del grupo se adelanta para ver quien hay ahí, ya que se escucha ruido de gente. Cuando vuelve habla en susurros con Dani, este se gira y nos dice entre más susurros.

- Parece que hay gente en la parada. No tienen pinta de soldados, pero estad atentos.

Vamos cruzando por la estación a través de las vías sin problemas. La gente nos mira, pero ya tienen bastantes problemas como para buscarse más. Seguimos nuestro camino bajo los túneles. El tiempo se hace eterno. Cada mucho vamos cruzando estaciones. Siempre con cuidado. Siempre viendo caras asustadas. Cuando ya no puedo más con mi alma de tanto andar, se detienen. Se paran delante de una puerta metálica. Otro de los chicos, el más grande se acerca a la puerta con una barra de hierro y revienta el candado. Dani entra primero. Al poco saca la cabeza y nos dice que pasemos. Cuando estamos todos cierra la puerta. Es un cuartito minúsculo en que cabemos bastante justos. Debe de ser algún tipo de habitación donde van a parar los cuadros de luces.

- Llevamos mucho rato andando, nos irá bien descansar un rato. Pararemos 30 minutos – Dice mientras se sienta en el suelo.

Todos hacemos lo mismo, nos sentamos y miramos de encontrar una postura cómoda que no implique poner los pies encima de las piernas de nadie. Resulta difícil pero al final lo conseguimos. Yo, como viene siendo normal, me duermo casi al momento. Treinta minutos de descanso, sin tener que estar vigilando que no me maten, para mi es un lujo.

El masticador de chicle me da un codazo y me despierto. Todos se están levantando y preparando para seguir. Me levanto y le doy un trago al agua. El masticador, que casi parece ya mi canguro, me da un chicle.

- Así se engaña al estomago – me dice

Me doy cuenta de que me gruñen las tripas, y recuerdo que ya hace mucho que no he hecho una comida decente... ni un sueño decente... ni una ducha decente... esto último ya me preocupa menos. Parece que me esté acostumbrando a la suciedad de los túneles y de las cloacas en mi cuerpo.
Reanudamos la marcha. No tengo claro cuanto camino llevamos andado y mi desconocimiento de las lineas de metro tampoco ayuda. Veo pasar nombres de estaciones y no tengo ni idea de donde estamos. Yo siempre he sido más de superficie, bus, taxi, trambaix, jajaja. Ahora estoy haciendo todo el recorrido subterráneo que no he hecho en mi vida.

Otra estación. Parece todo correcto y seguimos. Cuando estamos casi todos dentro:

-¡Alto! - Nos gritan- ¡Todos de rodillas con las manos en la cabeza!.

Esta vez si que es el ejercito. Los dos que van armados delante abren fuego y después el que está al final del grupo también. Los soldados les devuelven los disparos , aunque tarde, supongo que no esperaban que disparásemos. Ya salgo corriendo hacía atrás, buscando la seguridad de la oscuridad del túnel. No creo que los soldados me reciban con los brazos abiertos después de que hayamos disparado contra ellos. Corro como un loco sin mirar atrás. Y más adelante encuentro una bifurcación no recuerdo por donde veníamos, estaba demasiado absorto en mis cosas, así que cojo el camino de la izquierda y sigo corriendo. Al poco rato el pecho me palpita y los pulmones me arden. Tengo que parar. Escucho el ruido de alguien corriendo detrás mio pero yo ya no puedo correr más. Apago la linterna y me escondo en una hendidura del túnel. Los pasos se acercan rápidamente. Parece que solo es una persona corriendo. El corazón me palpita hasta estar a punto de salirse del pecho. Intento contener la respiración, pero mis pulmones exigen una gran dosis de oxigeno para recuperarme de la carrera. Oigo mi respiración por encima del ruido de la carrera de mi perseguidor...

¡¡Me van a coger!!

.
.
.
Para aquellos que quieran recordar episodios anteriores Pulsar aquí abajo...
Recopilación de capítulos 

sábado, 28 de julio de 2018

La revolución de las cloacas... Volverá!!

Vienen días para permanecer ocultos, resguardados... Espero poder seguir contandoos la historia a finales de agosto.... 🤔 🤔 (si no cortan Internet...)


Instagram...

domingo, 22 de julio de 2018

La muerte no es el final

Si algún día dejáis de oír mi voz.
Si ya no hago ruido, si no me encontráis donde siempre. Si buscáis mi mano y no está ahí. Si buscáis ese aliento que os prometí. Si mis bromas no aparecen. Si mis tonterías enmudecen. Si cuando miráis a la luna no me sentís allí. Si no os cojo el teléfono, si no os invito a una cerveza. Si ya no estoy allí, aunque lo parezca...


No lloréis más de lo necesario. Reid y recordad todo lo hablado. Que mi espíritu os inunde y os acompañe. Que nada quede en el camino sin contarse.

La vida es vida y la muerte también. En el largo camino que empezó ayer, nada termina, todo es. Una parte de mi aquí dejo, en los cuentos, en los fallos y en los aciertos. Nada me debéis y nada queda pendiente. Tan solo queda el amor, el recuerdo y el deseo ardiente, de que la vida os sonría, no os deje solos y viváis plenamente.

Aquí se despide un cuentista, que el día os quiso alegrar. Cuando llegue esta noche, soñad conmigo... Y después... Olvidad!!!

viernes, 20 de julio de 2018

La revolución de las cloacas 7!!!

Me despierto. Me duele todo el cuerpo. No es dormir en el suelo, ni la humedad, ni el mal olor, ni la sensación continua de qué escarabajos, ratas y otros seres te estén subiendo por dentro del pantalón. Ni la falta de luz natural, ni los extraños sonidos, sino una mezcla de todo. Aparte no consigo dormir profundamente, estoy siempre atento a los ruidos, por eso, me he despertado. Una de las chicas está jugando con la niña, mientras duerme la otra. Prácticamente no hacen ruido, pero ya no necesito mucho para despertarme. Bebo un poco de agua y veo que me queda menos de un cuarto de botella. El agua siempre resulta un problema. Creo que ya va siendo hora que me presente, así que me acerco a la chica y a la niña, y hago lo propio. Tras decirles mi nombre me dice que se llama Anna la niña Mariona y la que está dormida Marta. Anna saca de la mochila un paquete de galletas que abre y empieza a repartirnoslas. Ella se queda unas cuantas y guarda el resto a un lado para cuando se despierte Marta. Me doy cuenta de que necesito organizarme mejor. Voy corriendo por debajo de Barcelona como pollo sin cabeza, esquivando los problemas como aparecen y en realidad me encuentro casi como el primer día. Cuando salte de mi cama para ver qué sucedía. Sin provisiones, sin equipo, sin una mochila para guardar las cosas. Solo estoy más sucio, más cansado, más asustado... Marta se despierta, tras un fuerte abrazo a la niña y un frugal desayuno, nos ponemos en marcha. Seguimos andando, encorvados, en lo que ya parece mi estado natural. A los pocos metros, encontramos el final del camino. Otra puerta con varillas para que circule el aire. Intentamos abrir la puerta, está cerrada. La puerta abre hacia adentro hacia dónde estamos nosotros. Intento meter los dedos entre las varillas, pero el hueco es muy pequeño y no me entran los dedos. Entre los tres intentamos agarrarnos algún saliente de la cuerda para hacer fuerza, pero no hay forma. De lejos se escucha un ruido que va subiendo de fuerza. Parece un metro que se acerca. El túnel se empieza a iluminar al otro lado de la puerta y un metro pasa por delante de nosotros, bastante despacio, lo suficiente para comprobar que viaja con las puertas abiertas y dentro del vagón hay militares... cuando acaba de pasar el metro me empiezo a agobiar. Esto cada vez se complica más. Anna me da un toquecito en la espalda y con una sonrisa en la oreja me enseña una barra. Ha vuelto hacia atrás y ha encontrado en el suelo una barra que nos servirá para hacer palanca. Mira a través de las rendijas y al no ver nada va hurgando con la barra hasta que consigue un punto de apoyo, desde ahí, pura física. Hace fuerza con la palanca y tras un "clanc" (que me parece el sonido más fuerte que he escuchado en mi vida), la puerta se vence, así que, asomamos las cabezas a ver que nos depara el túnel. No vemos nada extraño, así que saltamos a las vías. La iluminación aquí es un poco mejor.
Unas luces, bastante separadas entre sí, iluminan levemente el túnel. Lo justo para intuir las vías, pero, como llevamos un buen rato con una iluminación peor, esto es una mejora. También lo es el hecho de poder andar rectos. Ahora tenemos otro dilema por delante ¿hacia qué dirección vamos? ¿vamos hacia donde iba el metro y los militares? O ¿Vamos hacia donde venían? Tenemos bastante claro que no hay una elección buena, pero si vamos hacia el lado de donde venía el metro, es probable que encontremos una salida. Así que empezamos a caminar, tropezar, entre las vías. Caminar entre las vías no resulta sencillo. Por suerte dentro del túnel no hay piedras ni travesaños entre las vías. Pero cada dos por tres nos tropezamos con unas cajas metálicas que están entre las vías, o metemos los pies en agujeros ¿Desagües? Que con la oscuridad no se ven y nos jugamos el partirnos los tobillos con alguna de esas trampas. Me ofrezco llevar un rato a la niña a hombros, ya que así podremos ir un poco más rápido (no me gustaría encontrarme con otro metro en medio del túnel). Ahora caminamos un poco más rápidos, aunque debemos ir vigilando con las cajas metálicas y los agujeros malditos. De repente alguien nos grita ¡alto! y escuchamos el ruido de armas tomando posiciones...

.
.
.

Para aquellos que quieran recordar episodios anteriores Pulsar aquí abajo...
Recopilación de capitulos

Gracias a todos los que habéis colaborado con los nombres!!! ☺

sábado, 7 de julio de 2018

Como se llaman???

Estimados lectores... Para aquellos que habéis leído los 6 capítulos (sobretodo el último) os voy a pedir un favor.... Necesito saber como se llaman las 3 chicas que aparecen en la historia... ¿podéis ayudarme?
Publicar un comentario al final de este mensaje diciéndome que nombre tienen... y a ver quien acierta!!!

Nos vemos en breve en el episodio 7....

viernes, 15 de junio de 2018

La revolución de las cloacas 6!!!

Nos giramos y por la escalera vemos subir corriendo a su compañera con la mochila a la espalda y la niña en sus brazos. Nos hace señas para que nos metamos en el agujero, eso hacemos. Ella corre por las escaleras,tengo miedo que de un traspiés y se caiga rodando con la niña o que aparezcan detrás soldados que las abatan a disparos. Pero no, llegan sanas y salvas hasta nuestro escondite. Cerramos la puerta y contenemos la respiración, esperando que no nos encuentren.
La puerta, es de una salida de ventilación con lo que no es compacta, hay unas rendijas para que pase el aire y al otro lado unos embellecedores de aluminio las ocultan. Estas tiras de aluminio están orientadas para empujar el aire hacia abajo, con lo cual, desde nuestra posición tenemos algo de visión de lo que pasa al otro lado pero desde el pasillo no nos ven a nosotros, o eso creo...
Unas cuantas personas empiezan a subir las escaleras corriendo, tropezandose, con el miedo en sus caras. Detrás suyo unos militares les persiguen y empiezan a abrir fuego. Una mujer mayor es alcanzada por los disparos y cae delante de la puerta. Desde el suelo se me queda mirando entre las rendijas y una corriente helada recorre mi cuerpo. Entonces me doy cuenta que su mirada está fija, inmóvil, sin vida. Los disparos cesan y los soldados van bajando, sin rehenes. Un soldado se detiene delante del respiradero (el corazón está a punto de saltarme del pecho) se agacha y comprueba que la mujer esté muerta. Se levanta y baja con sus compañeros hacia la estación. Los nervios se me van calmando poco a poco, tengo el cuerpo como si acabara de realizar una maratón, y un dolor intenso en el brazo izquierdo. Me miro el brazo y veo la mano de una de las chicas, que estaba mirando también a través de la rejilla, y con el estrés me estaba apretando el brazo. Me mira y ve también por primera vez que me está cogiendo, como quien se agarra a lo primero que encuentra solo para superar un trauma. Su compañera, detrás, está de espaldas a nosotros, protegiendo a la niña entre sus brazos. Le susurro que aguante la puerta para que no se abra, que voy a buscar algo con que bloquearla. Ella se pone en mi lugar, y yo empiezo a andar, despacio, medio agachado, intentando no hacer ruido.
El hueco por el que ando tiene las paredes y el techo forrados de algún tipo de aluminio, pero no es un tubo sin más, al otro lado debe de haber pared o cemento recubriendolo, ya que, casi que no hago ruido al andar.
Unos minutos después encuentro otra salida en un lateral. El hueco sigue hacia adelante, con cuidado me acerco para ver qué o quién hay al otro lado. Cuando estoy delante no veo nada al otro lado ni escucho ningún ruido. Mirando entre las rendijas, veo piedras amontonadas delante, con lo que esta no va a ser una salida útil. En el suelo, a mis pies hay unas varillas de acero como de un metro de largo. Deben ser restos que alguien dejaría allí para no cargar con ellos después de alguna obra. Recojo un par y vuelvo donde están las chicas. Con cuidado de no hacer ruido ponemos las varillas haciendo palanca para que bloqueen la puerta.
No se ven a los soldados al otro lado, pero no me voy a arriesgar a salir ora vez por aquí. Prefiero aventurarme por el hueco de respiración a la búsqueda de otra salida. Les susurro a las chicas que voy a seguir adelante.

- ¿Queréis venir conmigo?
- Vamos, este sitio no es seguro para la niña.

Cogemos la mochila, y la niña va cogida de la mano de una de las chicas, creo que debería preguntarles los nombres, pero bueno, eso puede esperar.

Vamos avanzando hasta llegar al punto donde encontré las varillas y seguimos desde allí hasta que encontramos una salida, bueno, realmente es una entrada de aire. Estamos en un punto del camino donde un tubo sube de forma vertical. Al final del tubo se ve la luz de la calle y en medio del tubo las aspas de un ventilador se mueven de forma cansada empujado el aire hacia adentro. A parte de la escalada que necesitaríamos realizar, el tubo es liso y no tendríamos donde cogernos. Seguimos hacia adelante.

Las chicas están cansadas y yo también, no se cuanto hace que no duermo. Este resulta un sitio tan bueno como cualquier otro y la espalda ya me duele de andar curvado. Nos acurrucamos como podemos, bebemos un poco de agua e intentamos dormir.

Mañana será otro día y DEBE ser mejor...

o eso creo...

.
.
.

Para aquellos que quieran recordar episodios anteriores Pulsar aquí abajo...
Recopilación de capitulos


domingo, 27 de mayo de 2018

La revolución de las cloacas 5...


El mosso espera. Los dos que me han dado el alto tienen cara de cansados, cansados y cabreados. Me estoy planteando disculparme, dar media vuelta y volver por donde he venido. Pero la idea de volver a meterme en ese asqueroso agujero me resulta vomitiva. Así que pongo mi mejor cara de hacer amigos, levanto las manos hasta las caderas, despacio, y enseñándoles las palmas de las manos me la juego.

- Vengo de los túneles. Llevo desde que empezó el bombardeo bajo tierra y necesito un poco de agua y comida. 

Están los dos un rato hablando entre ellos.

- ¿Llevas algún arma?
- No. 
- ¿Móvil? ¿GPS? ¿algún aparato electrónico?
 - No, no llevo nada. Solo la linterna y mi botella vacía de agua. 
- De acuerdo. Pasa. Al final del andén hay una pequeña cocina y te darán algo. 

Les doy las gracias y paso entre ellos para entrar en la estación. Hasta que no me he alejado un poco, no empiezo a respirar de forma tranquila. Una pequeña escalera a cada lado permiten subir a los andenes. Subo al de la izquierda y efectivamente, al final, en un kiosco reacondicionado, un matrimonio mayor se mueve entre los fogones, preparando platos.
Me acerco a la "cocina" y cuando llego la mujer me pone un plato de potaje en las manos. Les pido si tienen agua y me rellena la botella de una garrafa que tienen detrás. Me dan también un botellín de cola, me dicen que me la tomé, que el azúcar me irá bien y que conserve el plato y la cuchara que no tienen muchos.
Me pongo el botellín del refresco en el bolsillo y con la comida y el agua busco un sitio donde sentarme y comer.
Hay bastante gente sentada en los andenes. Todo el mundo habla en voz baja. Cuando se escucha algún ruido diferente, se hace el silencio y se puede notar hasta la tensión que hacemos apretando los dientes y esperando que no pase nada.
Empiezo a subir por las escaleras de salida de la estación y en un descansillo encuentro sitio en el que me puedo sentar. Delante mío hay una pareja con una niña dormida entre sus piernas. Cuando acabo de comer, me acurruco cómo puedo y me vuelve el sueño. Supongo que mis sesiones de dormir 2 horas no me resultan tan productivas como que ella. Pero hay algo que me inquieta. Miro hacia arriba y le pregunto a una de las chicas.

- ¿Es seguro estar aquí? ¿no entran a buscarlos por la estación?
- No, la salida está bloqueada. Una de las bombas la reventó en el primer ataque. Nosotras tuvimos suerte porque estábamos abajo, pero llevamos aquí desde que empezó todo. Hay gente que ha probado suerte por el túnel para llegar a otra estación, pero nosotras, con nuestra niña, no nos la queremos jugar. De momento esto es un sitio seguro. 

Asiento con la cabeza e intento dormir un poco. Ahora resulta que no puedo dormir. No sé si será por la cafeína del refresco, o el hecho que estar en un sitio en el que solo hay una entrada me da muy mal rollo. Tengo una sensación de rata en una ratonera que no me la quito de la cabeza. Si viene el ejército, no creo que el camarero y mosso puedan ofrecer demasiada resistencia. Así que, como no puedo dormir, me levanto con la intención de explorar lo que queda de la estación. Subo el siguiente tramo de las escaleras y veo algo que me llama la atención. Hay un respiradero. Como de metro y medio de alto. Es una rejilla de ventilación y si es de ese tamaño espero que lo de atrás tenga un tamaño similar. El respiradero tiene una cerradura e intento hacer palanca con la cuchara para abrirla. La cuchara se me parte. Me pongo rojo y pienso en la cara de la cocinera si le pido otra, me la guardo en el bolsillo y busco algo más consistente para reventar la cerradura. Veo un extintor, así que voy a buscarlo. Está cerradura sí que la puedo burlar haciendo palanca con lo que queda de la cuchara. El extintor pesan más de lo que esperaba, pero espero usar su peso en mi favor. Le doy con el culo del extintor un par de golpes a la cerradura, que cede hacia dentro. Con el ruido sube una de las chicas a investigar qué es lo que lo provoca.

- Ya he estado en otro sitio "seguro" que saltó por los aires.- le digo- Prefiero tener otra salida por si nos encuentran.

Abro la puerta y la imagen que veo detrás me encanta, hay un túnel metálico que se encoge, si quiero pasar tendrá que ser a gatas, pero, admiración está limpio admiración.

Unos gritos y disparos me devuelven a la realidad.

miércoles, 9 de mayo de 2018

La revolución de las cloacas... 4...

Tras un rato andando por estos pestosos túneles oigo unos ruidos diferentes que vienen del lugar a donde me dirijo . Me detengo y pego mi cuerpo contra la pared. Cierro los ojos en un intento de aumentar la potencia y la definición de los ruidos que me llegan. Pero el intento es en vano. No consigo distinguir los ruidos, ni saber si vienen de lejos o de cerca. Con un miedo constante a lo que me pueda encontrar, sigo por el túnel. Me siento tentado a apagar la linterna, pero todavía no me atrevo a andar por aquí totalmente a oscuras.
Ahora, delante de mí, me encuentro con una bifurcación. Dos caminos que me llevan a dos destinos igual de inciertos. Por suerte, donde se cruzan los caminos, el techo es un poco más alto y puedo estar de pie mientras me decido.
Uno de los dos caminos está en silencio y del otro es de dónde provienen los ruidos que oigo...
¿Qué hacer...?
Al final me decido, voy a probar por dónde vienen los ruidos. Ahora ando un poco más despacio. Intento pegar mi cuerpo lo máximo la pared para reducir la silueta y la linterna la llevo medio tapada con una mano. Ya solo necesito un hilillo de luz para poder seguir el camino.
El ruido va aumentado de intensidad con lo que deduzco que me estoy acercando. No es un ruido concreto, pero sí que es fácilmente identificable. Gente. Ese ruido que hace mucha gente junta cuando no quieren hacer ruido.
El camino por el que voy gira en un codo a la izquierda a 20 metros de donde estoy y una pálida luz alumbra la pared. Apago mi linterna y me la guardo en el bolsillo. Doy un trago a lo que me queda de agua y la cierro. Lo que me pasa ahora mismo por la mente es que espero que este no sea el último trago de agua. Con mi botella en una mano me acerco con el máximo de sigilo posible al codo. El corazón me va a mil.
Asomo la cabeza con cuidado, con miedo a lo que pueda encontrar. Ante mi hay un amplio espacio lleno de gente. Es una vieja estación, abandonada, por la que cruza unas vías de ¿tren?¿Metro? la escena podría parecer la de cualquier película apocalíptica americana. Prácticamente no hay iluminación. Alguna linterna de camping, algún fuego en el suelo, poco más. Casi todo el mundo está sentado/tumbado en el suelo. Acurrucados, abrazándose, parecen mendigos que viven en la calle. Pero yo tengo la misma pinta que ellos. Me decido a salir de mi refugio. El agujero de dónde vengo acaba a 2 metros del suelo, el túnel tiene unos 3 o 4 metros hasta la estación. Dejo caer mi botella y voy controlando hasta dónde llega. Ahora mismo, mi botella vacía, es mi bien más preciado. Me descuelgo del agujero, con cuidado, primero me siento en el suelo pringoso y mojado, y después me doy la vuelta y me quedo colgado agarrándome con las manos hasta que me dejó caer. Me hago un poco de daño en las rodillas, quizás estaba más arriba de lo que creía. Recupero mi botella de agua y voy caminando por las vías para entrar en la estación. Cuando estoy a punto de entrar en la estación, dos tipos saltan desde el andén y me cortan el paso. Los dos llevan subfusiles. Uno con pantalón negro y una camisa rota que en algún momento fue blanca, y el otro, debajo del polvo, lleva un uniforme que consigo reconoce, pero no a la primera. Es un mosso d'esquadra.
-¿Y tú de dónde vienes?
.
.
.

martes, 24 de abril de 2018

La revolución de las cloacas... 3...

El mundo se está volviendo algo irreal. Nadie se imaginaria ayer que hoy íbamos a estar escondidos, ocultos bajo tierra, o muertos bajo los escombros. No se bien que hacer. ¿Qué hace una persona normal en esta situación?
Por el túnel hacia donde estaba la gente es imposible volver. Un alud de escombros bloquea el acceso, así que sigo mi camino buscando la tapa de la cloaca por la que se entré.
Mientras voy andando me doy cuenta que voy lleno de mierda, entre dormir en el túnel e ir arrastrándome por las cloacas, mi ropa ha ido absorbiendo toda la podredumbre que me rodea.
Por fin llego a mi salida, espero tener suerte y que mi casa siga en pie. Ahora mismo necesito encontrar un sitio familiar para poder pensar en que debo hacer.
Voy a abrir la tapa, pero me detengo. Aún con los pitidos de los oídos oigo los golpes repetitivos en el suelo, son hombres marchando, lo más probable es que sea el ejército. Prefiero esperar. No creo que vean de buen agrado salir a un pordiosero de una cloaca, en medio de una zona de combate.
Vuelvo a bajar las escaleras y me siento en el asqueroso suelo. Incluso desde abajo se oye el marchar de las botas. Apago la linterna porque no se cuanto estaré aquí abajo. Ahora mismo me temo que bastante.
Después de estar más de media hora esperando a oscuras, caigo en un turbulento sueño. Una pesadilla de bombas, gente sangrando, niños bajo escombros. Me despierto con un grito y acto seguido me tapo la boca. Como si eso pudiera evitar que alguien oiga ese grito. Me quedo inmóvil, escuchando...
No oigo nada que indique que alguien me busque. Miro el reloj y calculo que llevaré un par de horas dormido. Enciendo la linterna, miro hacia los dos lados del túnel y no veo nada raro, me incorporo y vuelvo a subir las escaleras con intención de salir a cielo abierto. Mis deseos y ganas de salir se ven frenados por los ruidos que oigo en la superficie. Parece que hay bastante movimiento fuera. Esta vez consigo el valor suficiente para levantar un poco la tapa y ver que hay. La levanto solo un poco, lo justo para ver algo y lo más despacio que puedo para no hacer nada de ruido. Lo único que puedo ver es a militares en las calles, veo a muchos. Deben de haber colocado un puesto por aquí cerca. Veo a unos que llevan a seis personas esposadas, algunos con pijama. Para mi espanto reconozco a una de esas personas. Es una vecina mía. Me asusto y cierro con cuidado la tapa. Bajo las escaleras y cuando llego abajo apoyo mi espalda contra la pared ¿y ahora que? ¿Qué plan de futuro tengo ahora?
Como el camino de la izquierda ya lo conozco, prefiero probar por el de la derecha a ver con que me lo encuentro. Enfoco mi linterna hacia adelante y voy haciendo camino. Ahora ya voy con más cuidado, voy escuchando todos los ruidos. Intento catalogarlos todos. Cuando algún sonido no lo reconozco me detengo y espero a ver si se repite.
Llevo un rato ya en esta posición medio agachado y la espalda se empieza a resentir. Me paro en alguna salida para ponerme recto un rato, pero no me apetece enfrentarme ahora mismo con lo de allá arriba. Mi intención, ahora mismo, es seguir el túnel y ver donde termina ésta cloaca...

La revolución de las cloacas...


miércoles, 11 de abril de 2018

La revolución de las cloacas...

2...

Me despierto, aturdido, sin saber bien dónde estoy. La mortecina luz de los Campingaz alumbran y dan vida a las sombras fantasmales por todo el túnel. El sitio está en bastante silencio. Mucha gente duerme, alguna habla en susurros, y, se oyen los sollozos de otros que han perdido a alguien o algo ahí arriba.
Delante mío, una chica joven (16,18 años) me mira con la mirada perdida. Está sentada con la espalda contra la pared y dos niños más pequeños (4 - 6 años) duermen con la cabeza apoyada en sus piernas. Están, como casi todos aquí abajo, con la cara llena de suciedad, el cuerpo lleno de polvo y pequeñas heridas en la cara y manos. Me gustaría saber su historia, sus nombres, abrazarlos a los tres y decirles que todo saldrá bien. Pero me falta coraje.

Una especie de escalofrío nervioso me recorre las piernas. Necesito moverme y con el rato que he dormido ya he tenido bastante. No puedo quedarme aquí quieto, necesito andar, salir al exterior...
Me levanto y me dirijo hacia la cloaca por la que llegué aquí. Cuando llego al lugar donde me dieron la manta y el agua, dos tipos con ametralladoras me detienen (no recuerdo haber visto a nadie armado aquí cuando llegue).

-¿Dónde vas?
- Fuera, necesito salir. Quiero ver si mi casa sigue en pie.
- Ahora no es buen momento para salir. Creemos que se repetirán los bombardeos. Hablan que hay militares por las calles.

- ...y la verdad, es que necesito salir, no puedo aguantar más aquí dentro. No sé si es por el estrés, pero me está dando un ataque de ansiedad y necesito salir al exterior.

El tipo se me queda mirando un rato. Mira a su compañero que hace un gesto asentimiento con la cabeza.

- De acuerdo - concede - vete pero ves con cuidado, si necesitas cobijo aquí estaremos, aunque no sé cuánto tiempo podremos permanecer ocultos.
-Buena suerte!!! - les digo me alejo de ahí

Antes de irme me dan una pequeña linterna y me rellenan la botella de agua. Ese es mi equipo, y no voy con pantuflas ( como he visto a más de uno) porque tuve tiempo de vestirme.

Vuelvo por donde había venido. Otra vez por el asqueroso túnel a cuatro patas. Cuando salgo, ando un poco y me empiezo a estirarse ( lo que puedo ya que en esta sección de la cloaca debo andar encorvado) entonces empiezo a escuchar gritos que salen del agujero por el que me había arrastrado. Mezclado con los gritos, un sonido repetitivo que relaciono con disparos. Acto seguido una explosión. Después de eso una humareda de polvo y piedrecitas salen disparadas por el agujero, y el silencio. Bueno, yo no puedo oír nada. Solo un fuerte pitido en los oídos. Estoy paralizado. Mis pies no me responden. No puedo creer lo que acaba de pasar. Poco a poco, mis oídos se recuperan y la intensidad del pitido disminuye, pero no desaparece. Mi cuerpo me va devolviendo el control de mis músculos. Y mi cerebro, solo me recuerda a esos niños dormidos. Esa niña que me miraba con la mirada perdida. Esos a los que no les pregunté el nombre pero que siempre recordaré.

lunes, 9 de abril de 2018

Por fin está de vuelta con nosotros. Hemos recuperado el logo y la marca de identidad (gracias Salva)


viernes, 6 de abril de 2018

La revolución de las cloacas...

1....
Ya está, se terminó la revolución. El gobierno central ha ganado. Todos nuestros líderes presos. Todos los simpatizantes de la causa presos, exiliados o desaparecidos. Los medios de comunicación secuestrados.
Han ganado, ellos tienen el poder y lo han demostrado.
Ahora estoy en la cama, pensando. ¿Qué haré mañana? Ya no hay trabajo. La mitad de las empresas han huido, a las otras las han acusado de simpatizar con la revolución y las han obligado a cerrar.
Oigo de lejos unos truenos, se acerca tormenta.
Cada vez está más cerca la tormenta y los truenos se oyen más fuerte, pero son extraños. Uno se oye muy fuerte, ha caído muy cerca. Se oyen las alarmas de los coches pitando como locas. Me levanto. Me asomo al balcón...
¡Dios mio! La ciudad está en llamas. Los truenos no son tal, son explosiones. ¡¡BOMBAS!! La aviación nos está bombardeando. Me meto en casa, me visto y salgo a la calle. Hay fuego por todos lados. Mujeres y niños lloran ante ruinas y escombros. Me pego contra la pared del edificio. Todavía no me lo creo. No hubo aviso previo. No hubo ningún tipo de alarma, como salen en todas las películas. Tan solo muerte y destrucción. El bombardeo no cesa. Se intensifica en el centro de la ciudad. Donde está el ayuntamiento. Donde antes estaban nuestros políticos. Esos que ahora están encarcelados. Recorro mi barrio medio ido. No se que hacer. La muerte llega desde el cielo y solo puedo esperar que me toque. Una serie de explosiones suena detrás mio, me giro y varias bombas han caído cerca. Mi edificio está medio derruido. Supongo que por las explosiones o por las sacudidas, quien sabe, el edificio de al lado mio se derrumba también. Como puedo salto a la carretera y evito casi todos los escombros. Alguna piedra me da y estoy cubierto de polvo y cristales. Pero nada grave. Pequeñas heridas. Cuando el ruido del derrumbe cesa me levanto. He tenido suerte. Entre los escombros se ven brazos y piernas saliendo de entre las piedras.
Empiezo a andar, cada vez más desorientado. Oigo gritos y llantos pero no distingo de donde vienen. Parece que vengan de lejos, como si yo estuviera en el fondo de una piscina. De golpe algo me retiene. No puedo seguir andando. Miro hacia abajo y alguien sujeta mi brazo. Un tipo gritandome me quiere arrastrar a unas ruinas ¿que quiere? Entonces el sonido va volviendo a hacerse real. Grita algo como que necesita ayuda, que su mujer está debajo de los escombros. Me dejo llevar a donde me guía el hombre. Y primero despacio, como en un sueño. Luego más rápido voy sacando piedras del montón. Más gente se nos une en el trabajo y pronto empezamos a escuchar los gritos de una mujer debajo de las piedras. Eso nos anima a seguir. Al final conseguimos sacar a la mujer de debajo de las piedras, tiene las piernas partidas. La ponemos apoyada junto a un muro y su marido se queda a su lado, llorando de la alegría de que este viva, esperando a que me vengan los servicios sanitarios.
Yo me aparto un poco y miro como están las calles. El fuego se levanta por encima de los edificios que permanecen en pie. Oigo a lo lejos aviones que se acercan de nuevo y nuevas explosiones se acercan hacia donde estoy yo. Instintivamente empiezo a correr hacia el lado opuesto. No se hacia donde corro pero tengo la sensación que será mejor que quedarme donde estaba. Entonces veo una gente que se mete por el hueco de una alcantarilla, y sin saber bien porque me meto dentro con ellos.
Cierro la tapa detrás de mi, viendo mi ciudad en llamas. Empiezo a bajar por una escalera metálica de mano y en antes de llegar abajo una fuerte sacudida me hace agarrarme con fuerza para no caerme. Debía de ser alguna bomba que explotó cerca. Cuando llego al final de la escalera me encuentro en un túnel de metro cincuenta, metro sesenta de alto. La gente se aleja en una dirección y yo, sin tener ni idea de lo que hago, voy tras ellos.
Tras un rato de ir medio andando, medio corriendo encorvado llegamos a una bifurcación. Un pequeño túnel asciende por el lado izquierdo y la gente se va metiendo por el. Este túnel es más pequeño y hay que ir gateando. Nos metemos en el. Tras un rato en esa posición, mi sentido del olfato y del asco se empiezan a activar. Voy hecho un cromo entre los restos de edificio y la mierda de la cloaca que llevo pegada encima.
Al final del túnel aparecemos en uno más grande, y en el que hay un par de vías de tren. Andamos un poco más y en un recodo vemos a más gente. Están sentados, tumbados por el túnel. Tienen linternas de gas y botellas de agua. Agua, no creía que pudiera tener tanta sed hasta que he visto las botellas. Tal como llegamos nos dan para beber y mantas para que nos tapemos. La verdad es que allí abajo hace bastante frio. Busco un rincón libre y me acurruco con mi agua y mi manta.
Con la bajada de la adrenalina viene el cansancio y con ello el sueño. Estoy intentando aguantar y dos cosas me pasan por la cabeza antes de dormirme una que es curioso que siempre hay alguien preparado para estas situaciones con equipo de supervivencia, y dos, la última imagen que vi de mi ciudad antes de meterme en la alcantarilla.
Mi ciudad está en llamas.
Barcelona ha sido bombardeada.

jueves, 5 de abril de 2018

Piano man

It's nine o'clock on a Saturday
The regular crowd shuffles in
There's an old man sitting next to me
Makin' love to his tonic and gin

He says, "Son, can you play me a memory
I'm not really sure how it goes
But it's sad and it's sweet and I knew it complete
When I wore a younger man's clothes"

La la la, di da da
La la, di da da da dum

Sing us a song, you're the piano man
Sing us a song tonight
Well, we're all in the mood for a melody
And you've got us feelin' alright

Now John at the bar is a friend of mine
He gets me my drinks for free
And he's quick with a joke or to light up your smoke
But there's someplace that he'd rather be
He says, "Bill, I believe this is killing me"
As the smile ran away from his face
"Well I'm sure that I could be a movie star
If I could get out of this place"

Oh, la la la, di da da
La la, di da da da dum

Now Paul is a real estate novelist
Who never had time for a wife
And he's talkin' with Davy, who's still in the Navy
And probably will be for life

And the waitress is practicing politics
As the businessmen slowly get stoned
Yes, they're sharing a drink they call loneliness
But it's better than drinkin' alone

Sing us a song you're the piano man
Sing us a song tonight
Well we're all in the mood for a melody
And you got us feeling alright

It's a pretty good crowd for a Saturday
And the manager gives me a smile
'Cause he knows that it's me they've been comin' to see
To forget about life for a while
And the piano, it sounds like a carnival
And the microphone smells like a beer
And they sit at the bar and put bread in my jar
And say, "Man, what are you doin' here?"

Oh, la la la, di da da
La la, di da da da dum

Sing us a song you're the piano man
Sing us a song tonight
Well we're all in the mood for a melody
And you got us feeling alright

El hombre al piano

Esta es la historia de un sábado 
de no importa que mes 
Y de un hombre sentado al piano 
de no importa que viejo café. 

Toma el vaso y le tiemblan las manos 
apestando entre humo y sudor 
y se agarra a su tabla de náufrago 
volviendo a su eterna canción 

Toca otra vez viejo perdedor 
haces que me sienta bien 
es tan triste la noche que tu canción 
sabe a derrota y a miel 

Cada vez que el espejo de la pared 
le devuelve más joven la piel 
se le encienden los ojos y su niñez 
viene a tocar junto a él 
Pero siempre hay borrachos con babas 
que le recuerdan quién fue 
el más joven maestro al piano 
vencido por una mujer 

Ella siempre temió echar raíces 
que pudieran sus alas cortar 
y en la jaula metida, la vida se le iba 
y quiso sus fuerzas probar 
No lamenta que dé malos pasos 
aunque nunca desea su mal 
Pero a ratos con furia golpea el piano 
y hay algunos que le han visto llorar 

Toca otra vez viejo perdedor 
haces que me sienta bien 
es tan triste la noche que tu canción 
sabe a derrota y a miel 

El micrófono huele a cerveza 
y el calor se podría cortar 
solitarios oscuros buscando pareja 
apurándose un sábado más 

Hay un hombre aferrado a un piano 
la emoción empapada en alcohol 
y una voz que le dice: "pareces cansado" 
y aún no ha salido ni el Sol 

Toca otra vez viejo perdedor 
haces que me sienta bien 
es tan triste la noche que tu canción 
sabe a derrota y a miel

jueves, 29 de marzo de 2018

La heredera del reino de Drako cap1 y 2

Retomando el estilo inicial de la SGR, vamos a empezar una saga de Crónicas Roleras basadas en las aventuras de unas mentes perturbadas. Aquí os dejo los dos primeros capítulos de La heredera del reino de Drako. 

lunes, 26 de marzo de 2018

Les quatre banderes

Tenia quatre banderes,
tres les vaig perdre en combat;
La bandera que fa quatre
l'he desada en un calaix.
No la'n trauré fins que bufi
ben fort el vent de llevant
i s'endugui aquest mal aire
que ens toca de respirar.
Tenia quatre banderes ,
tres les vaig perdre en combat.

Tenia un jardí amb tres arbres,
un mal vent me'ls ha esfullat.
Amb el jardí ple de fulles
no fa de bon caminar.
El mal vent encara bufa;
Jo no em canso d'esperar:
Per cada fulla caiguda
als arbres hi neix un tany.
Tenia un jardí amb tres arbres,
un mal vent me'ls ha esfullat.

De dos amors que tenia
l'un en terra, l'altre en mar,
el de terra l'empresonen,
l'altre viu exiliat .
Jo ni ploro pel de terra
ni em lamento pel de mar.
Plor i laments de què serveixen?
Gent que lluiti és el que cal.
De dos amors que tenia,
l'un en terra , l'altre en mar.

Tinc una llengua tan viva
com les més vives que hi ha.
Si quan parlo s'esparveren,
jo que sí, em poso a cantar.
Canto i canto i cantaria
si pogués més fort i clar.
Quan les cançons fossin pedres,
vinga fones i al combat!
Tinc una llengua tan viva
com les més vives que hi ha.

Amors, arbres i banderes
són mots de bon recordar.
Qui n'aprèn la cantarella
mai més no l'oblidarà.
Si de cas no l'heu apresa
no us canseu de preguntar,
que si els mots són com la pluja
la terra som tots plegats.
Amors, arbres i banderes
són mots de bon recordar.

sábado, 3 de marzo de 2018

- LX -


Mi vida es un erial:
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal,
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.

miércoles, 28 de febrero de 2018

martes, 27 de febrero de 2018

y otros sueños...


Aquí os dejo el segundo final para la historia...

...dejar de pensar en ella.

Ella… Ni siquiera se atrevía a pronunciar su nombre. No entendía como había podido pasar. Cuando decidió dejar la investigación se juró seguir adelante y no volver a pensar en ello.
Pero era obvio que no podía, ni siquiera con cuatro copas. Se sentía culpable por todo lo sucedido, en su interior sabía que era su responsabilidad.

Así no podía protegerla como debía hacerlo. Cuando entró en el programa de protección de testigos sabía que no podía implicarse emocionalmente… típica frase de película… Claro que se implicó emocionalmente, ¿cómo no hacerlo? Ella era perfecta, a pesar de su pasado…
¿Qué debía hacer? Rellenaría los informes y se marcharía lejos, ya lo había decidido… ¡Sí! Eso haría… Pero como marchar sin tener la seguridad de que ella estaría a salvo? Cómo dejar atrás el amor?

En ese momento sonó el teléfono, era ella, la habían encontrado, una llamada con número oculto a su móvil, la habían amenazado.

Piensa, piensa rápido. Seguro que tenemos un topo en la comisaría. No puede ser, no lo permitiré, iré a buscarla y… y… nos fugaremos. Sí. Debo protegerla, es la única manera.

Y juntos se fueron, no se sabe donde, ni cuanto tiempo estuvieron juntos pero, ¿quién no daría su vida por un instante de amor verdadero?

domingo, 25 de febrero de 2018

- LXI -


Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene
(si suena, en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?

¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?

sábado, 24 de febrero de 2018

y otros sueños...

Aquí tenemos el primer final recibido de la última historia del libro!! Muchas Gracias!! Aquí lo tenéis....

... y hacer su faena atrasada.
Pero sus problemas ahora no eran problemas, ¿porque iba a perder su único rato de gloria del día en eso? Ahora no es momento de faena (piensa su cabeza...), es momento de pensar...
Pensar en esos sueños inalcanzables; sueños que nunca se hicieron realidad por la demanda de la vida, para poder sobrevivir medianamente bien en ella.
Entonces se pregunta... ¿Dónde fallé?
Si mis principales pilares me dieron todo lo que pudieron y más, quizás no podían hacer realidad del todo mis sueños, solamente tenía que poner también de mi parte y luchar por ello, pero... ¿quizás fui un flojo? ¿Quizás estaba en una edad que no conocía la demanda de la vida? ¿Quizás conocí a la persona equivocada que me distrajo de mis sueños? ¿Quizás es el momento de comenzar a perseguirlos? ¿Quizás estoy aún a tiempo? ¿Quizás encuentre el sentido de mi vida a pesar de la demanda?
Entonces sus ojos comenzaron a volver a su estado normal, así que, cogió su maletín y comenzó con su faena atrasada.
La demanda de la vida le hace estar tan entretenido, que solo puede pensar las cosas importantes en su momento de gloria,(lástima que luego no las recuerde...)

Sgr.... Origins....


martes, 6 de febrero de 2018

Bueeeno, para los rezagados, deciros que ya está en Amazon la segunda edición del libro!!! ¿Cómo habéis podido pasar estas navidades sin él?

miércoles, 31 de enero de 2018

petit consell.... (un consejillo)

Para la gente que lee este blog, os recomendaría que lo veáis desde un ordenador... hay cosillas que no se ven desde los móviles....

Pos na, yastá dicho....

Encerrado en mi altillo??

El altillo es extraño y complejo.... si fuera real y tangible ¿sería este?