martes, 25 de abril de 2017

recuerdos para recordar recordando.... El recuerdo

Terminó el día y empezamos a recoger. Los restos desparramados por todos lados, parecía que hubiese habido una batalla allí en medio. Un año más finalizaba la diada. Recogimos las palabras rotas, los libros caídos, las rosas maltrechas, las grapadoras vacías .... Las grapadoras... Si nos acordamos de ellas a veces... Y no nos olvidamos de los amigos en la distancia... Volveremos un año más a levantar la cabeza, a luchar por lo que creemos, a ver brotar las flores de las heridas de nuestros enemigos. Llenaremos páginas inútiles, de frases hechas y términos olvidados. Creyéndonos los mejores y esperando que nos lo reconozcan. Usaremos como excusa  los sentimientos ajenos para ilustrar nuestros anhelos pasajeros. Pero a veces, solo a veces.... En lo profundo de la noche, cuando guardamos en el baúl los libros, las rosas, las grapadoras..... Nos permitiremos ser auténticos, dejar que nuestra "pluma" se exprese libremente. Que cuente historias inconexas. Sueños estupidos y palabras olvidadas. Sin intención alguna. Ni de gustar, ni de agradar, ni de sorprender. Tan solo, con la intención de escribir, escribir y recordar.... Y no olvidar a la grapadora... Ni a los amigos.... Ni a los dragones....

Romances.... Lloraba la niña

Lloraba la niña 
(Y tenía razón) 
La prolija ausencia 
De su ingrato amor. 
Dejóla tan niña, 
Que apenas creo yo 
Que tenía los años 
Que ha que la dejó. 
Llorando la ausencia 
Del galán traidor, 
La halla la Luna 
Y la deja el Sol, 
Añadiendo siempre 
Pasión a pasión, 
Memoria a memoria, 
Dolor a dolor. 
Llorad, corazón, 
Que tenéis razón. 
Dícele su madre: 
«Hija, por mi amor, 
Que se acabe el llanto, 
O me acabe yo.» 
Ella le responde: 
«No podrá ser, no: 
Las causas son muchas, 
Los ojos son dos. 
Satisfagan, madre, 
Tanta sinrazón, 
Y lágrimas lloren 
En esta ocasión, 
Tantas como dellos 
Un tiempo tiró 
Flechas amorosas 
El arquero dios. 
Ya no canto, madre, 
Y si canto yo, 
Muy tristes endechas 
Mis canciones son; 
Porque el que se fue, 
Con lo que llevó, 
Se dejó el silencio, 
Y llevó la voz.» 
Llorad, corazón, 
Que tenéis razón.

domingo, 2 de abril de 2017

El jardín de los sueños


Se bajó del taxi y llamó a la puerta. Un empleado le abrió y esperó con la puerta entreabierta. Él sacó del bolsillo una tarjeta de visita y se la mostró, el empleado asintió con la cabeza y se hizo a un lado. Cuando atravesó la puerta, el empleado la cerró tras él y le ofreció tres máscaras a elegir; escogió la de clown. El empleado corrió la cortina que tenía delante y le invitó a entrar al "jardín de los sueños" donde todo se puede hacer realidad.

El clown entró y se acercó a la barra. Pidió algo fuerte, esas medicinas que se piden siempre para infundir valor, para nublar la mente, para excusar los actos posteriores. Agarró su bebida, le dió un buen trago y con el vaso en la mano se adentró en el submundo.

No era la primera vez que entraba en un sitio como este. El clown vivía de noche, trabajaba de noche y siempre le encargaban los trabajos más sucios, los que se hacen cuando la gente decente está durmiendo.

Entró en la tercera habitación y la cerro detrás suyo. Apuró la copa y la dejo en una mesita. Sacó la pistola colocó el silenciador y disparó contra la pareja que le miraba aterrorizado. Un traidor menos, otro trabajo hecho. Nadie escapa de la mafia y vive para disfrutarlo.