viernes, 15 de junio de 2018

La revolución de las cloacas 6!!!

Nos giramos y por la escalera vemos subir corriendo a su compañera con la mochila a la espalda y la niña en sus brazos. Nos hace señas para que nos metamos en el agujero, eso hacemos. Ella corre por las escaleras,tengo miedo que de un traspiés y se caiga rodando con la niña o que aparezcan detrás soldados que las abatan a disparos. Pero no, llegan sanas y salvas hasta nuestro escondite. Cerramos la puerta y contenemos la respiración, esperando que no nos encuentren.
La puerta, es de una salida de ventilación con lo que no es compacta, hay unas rendijas para que pase el aire y al otro lado unos embellecedores de aluminio las ocultan. Estas tiras de aluminio están orientadas para empujar el aire hacia abajo, con lo cual, desde nuestra posición tenemos algo de visión de lo que pasa al otro lado pero desde el pasillo no nos ven a nosotros, o eso creo...
Unas cuantas personas empiezan a subir las escaleras corriendo, tropezandose, con el miedo en sus caras. Detrás suyo unos militares les persiguen y empiezan a abrir fuego. Una mujer mayor es alcanzada por los disparos y cae delante de la puerta. Desde el suelo se me queda mirando entre las rendijas y una corriente helada recorre mi cuerpo. Entonces me doy cuenta que su mirada está fija, inmóvil, sin vida. Los disparos cesan y los soldados van bajando, sin rehenes. Un soldado se detiene delante del respiradero (el corazón está a punto de saltarme del pecho) se agacha y comprueba que la mujer esté muerta. Se levanta y baja con sus compañeros hacia la estación. Los nervios se me van calmando poco a poco, tengo el cuerpo como si acabara de realizar una maratón, y un dolor intenso en el brazo izquierdo. Me miro el brazo y veo la mano de una de las chicas, que estaba mirando también a través de la rejilla, y con el estrés me estaba apretando el brazo. Me mira y ve también por primera vez que me está cogiendo, como quien se agarra a lo primero que encuentra solo para superar un trauma. Su compañera, detrás, está de espaldas a nosotros, protegiendo a la niña entre sus brazos. Le susurro que aguante la puerta para que no se abra, que voy a buscar algo con que bloquearla. Ella se pone en mi lugar, y yo empiezo a andar, despacio, medio agachado, intentando no hacer ruido.
El hueco por el que ando tiene las paredes y el techo forrados de algún tipo de aluminio, pero no es un tubo sin más, al otro lado debe de haber pared o cemento recubriendolo, ya que, casi que no hago ruido al andar.
Unos minutos después encuentro otra salida en un lateral. El hueco sigue hacia adelante, con cuidado me acerco para ver qué o quién hay al otro lado. Cuando estoy delante no veo nada al otro lado ni escucho ningún ruido. Mirando entre las rendijas, veo piedras amontonadas delante, con lo que esta no va a ser una salida útil. En el suelo, a mis pies hay unas varillas de acero como de un metro de largo. Deben ser restos que alguien dejaría allí para no cargar con ellos después de alguna obra. Recojo un par y vuelvo donde están las chicas. Con cuidado de no hacer ruido ponemos las varillas haciendo palanca para que bloqueen la puerta.
No se ven a los soldados al otro lado, pero no me voy a arriesgar a salir ora vez por aquí. Prefiero aventurarme por el hueco de respiración a la búsqueda de otra salida. Les susurro a las chicas que voy a seguir adelante.

- ¿Queréis venir conmigo?
- Vamos, este sitio no es seguro para la niña.

Cogemos la mochila, y la niña va cogida de la mano de una de las chicas, creo que debería preguntarles los nombres, pero bueno, eso puede esperar.

Vamos avanzando hasta llegar al punto donde encontré las varillas y seguimos desde allí hasta que encontramos una salida, bueno, realmente es una entrada de aire. Estamos en un punto del camino donde un tubo sube de forma vertical. Al final del tubo se ve la luz de la calle y en medio del tubo las aspas de un ventilador se mueven de forma cansada empujado el aire hacia adentro. A parte de la escalada que necesitaríamos realizar, el tubo es liso y no tendríamos donde cogernos. Seguimos hacia adelante.

Las chicas están cansadas y yo también, no se cuanto hace que no duermo. Este resulta un sitio tan bueno como cualquier otro y la espalda ya me duele de andar curvado. Nos acurrucamos como podemos, bebemos un poco de agua e intentamos dormir.

Mañana será otro día y DEBE ser mejor...

o eso creo...

.
.
.

Para aquellos que quieran recordar episodios anteriores Pulsar aquí abajo...
Recopilación de capitulos