viernes, 20 de febrero de 2015

La sonrisa y el mar

Érase una vez una sonrisa en la que me metí. Estaba allí, en la calle, tomándose un helado en la Explanada de España, cerca de la playa. Estuve día y noche dentro de aquella sonrisa, hasta que, un día, delante del espejo, se puso a llorar. La sonrisa lloraba y el sentimiento que me embargaba era muy parecido. Decidí salir de la sonrisa y volver a la Explanada. Caminé en sentido contrario a la Rambla y me encontré con el mar. Decidí meterme dentro del mar y... Descubrí que era lo más parecido a una sonrisa.

De nuevo...

Y aquí sigo, encerrado en mi altillo. Y aquí sigo intentando empezar una vez más. Esta vez sí, esta es la definitiva. Esta vez no quedará sólo en el intento, esta vez seré lo que quise ser, esta vez seré lo que siempre he anhelado ser. No permitiré que ellos entren, lo han intentado una y mil veces , pero me he resistido. O eso creo yo , parece ser, que cuando me miro al espejo, el ser que me devuelve la mirada no soy yo. Me están venciendo, los fantasmas están consiguiendo entrar, yo que me creía a salvo en mi querido/odiado altillo , y al final resulta que me estoy volviendo como ellos, como lo que nunca quise ser. Pero todavía tengo fuerza, todavía soy consciente, todavía tengo edad, deseo, anhelo. Les venceré. Si, les venceré. Emprenderé una vez más la lucha. Cogeré otra vez mis armas, sacaré del armario mi uniforme y lucharé. Lucharé como si fuera la última batalla. Lucharé como si no quedará nadie más, porque al final, la lucha, es lo que me mantendrá vivo. La lucha es lo que me ayudará a sobrevivir esta vez. Si, esta vez defenderé me querido/odiado altillo, mi fortaleza, mi bastión, mi poder, yo.