… Con la rodilla hincada en el suelo, las dos manos cogiendo el mango del mandoble que estaba clavado en la tierra, la cara mirando hacia abajo y por la frente le caía un canalillo de sangre del ultimo espadazo que le habían dado. Tomo aire y con gesto solemne levanto la cabeza, miro a su oponente, hizo una exclamación profana y desclavo la rodilla del suelo. Se incorporo con sus dos metros de altura. Cogió su espada, la levantó por encima de su cabeza y embistió. El oponente fue mas rápido, con la mano izquierda, saco de su espalda un cuchillo que lanzo a la yugular del otro que cayo al suelo; definitivamente muerto. El ganador recupero su cuchillo, lo limpio con las ropas del muerto y se lo guardo. Compuso sus ropas y tras montar en su caballo siguió por su camino.
Los discípulos de Sauron son muchos, y quien se enfrenta a ellos siempre tiene el mismo final....
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