lunes, 23 de junio de 2014

¿A quién me quejaré de mi enemiga? 
¿Al tiempo? No es razón, que me ha burlado. 
¿Al cielo? No es juez de mi cuidado. 
Ni al fuego, pues el fuego me castiga.
¿Al viento? Ya no escucha mi fatiga, 
que está en mis esperanzas ocupado. 
¿A Amor? Es mi enemigo declarado 
y en condenarme piensa que me obliga.
Ya, pues ninguno de mi parte siento, 
Filis ingrata, a ti de ti me quejo; 
juzguen tus ojos, reos y testigos.
Y el tiempo, el cielo, el fuego, Amor y el viento 
lloren mi muerte, pues mi causa dejo 
en manos de mis propios enemigos.


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